Lucía Cabiedas

Llevo participando en las campañas de excavación de Los Bañales desde 2013. Conocí el yacimiento porque necesitaba hacer las prácticas para el grado de Arqueología en la Universidad Complutense de Madrid. Desde entonces, he vuelto para excavar en cinco campañas más. Cada uno de ellos ha sido una experiencia preciosa tanto con los estudiantes como con la dirección del proyecto y, por supuesto, con el propio trabajo en el campo que siempre ha sido enriquecedor. En Los Bañales no solo encontré una gran experiencia para mi formación académica, también un impulso para mi vocación como arqueóloga. Si algo destaca de Los Bañales es la importancia que conceden a la educación de investigadores en el conocimiento del mundo Antiguo. Los valores con los que se tratan a los estudiantes son de una calidad de valores excelente, dice mucho que haya un número tan grande de gente voluntaria que venga a excavar y pertenezca al equipo. Además, Los Bañales se integra con todos los pueblos cercanos que se preocupan por el dinamismo de la zona.

Anécdotas sobre Los Bañales hay mil, con frío, con lluvia, con mucho calor... Puede que la más conocida sea la anécdota de la campaña de 2012, cuando se encontraron las inscripciones; desgraciadamente yo no puede verlo pero tengo amigas que lo vivieron de primera mano. Destacaría la pasión por la Universidad que nos transmite Javier Andreu (director de las excavaciones) como ese lugar en el que encontrar la verdad tanto a nivel de conocimiento como a nivel humano.

Recomiendo esta experiencia a toda la gente que esté interesada. El sentimiento de tocar la misma tierra que tantas generaciones han tocado y, que a su vez, es ahora fuente de interpretación, en indescriptible.